“CRISTO COMPRENDIÓ EL PROBLEMA”

La creación de Dios por el hombre es para mí más importante que Dios y sus supuestas creaciones, lo importante es saber que ese Dios que creamos es lo que el hombre va a ser algún día cuando esto por acumulación cambie la cualidad interna. Es la auto creación del hombre puesto en el espejo de Dios, como si hubiera dos cosas separadas.  DE ALGUNA MANERA ES AUTO REDENCIÓN.  ASÍ COMO CRISTO CREÓ UN PADRE DE AMOR PURO Y ESO ES AMOR,  INVENTARLE UN DIOS DE AMOR A LA HUMANIDAD, ES LO QUE HACÍA FALTA, Y ÉL SABÍA QUE TENÍA ESE PODER PARA HACERLO Y QUE EL HOMBRE ES DIOS EN LA MATERIA, DE AHÍ EL SIGNIFICADO QUE ÉL LE DABA A LA IDEA DE LA RESURRECCIÓN.  POR ESA CREACIÓN DE JESÚS, SU DIOS INVENTADO  YA EXISTE SI UNO VIVE EN CRISTO.  EL QUE CAYÓ FUE EL HOMBRE Y CON ÉL CAYÓ DIOS, QUE ES LA PARTE INAFECTABLE DEL ESPÍRITU DE CADA SER (Espíritu Santo, porque está fuera del tiempo y del espacio y del pensamiento).  ENTONCES LA HUMANIDAD SE LA HA PASADO INVENTANDO DIOSES PARA VOLVER, SIN VER QUE ESTÁN GASTANDO MAL EL COMBUSTIBLE QUE NECESITAN PARA ESE OBJETIVO.      

El mismo amor fue la búsqueda de un salto desesperado del hombre en busca de trascender su mediatez y además, una pretensión de salir del exceso del egoísmo que ya no necesitaba  tanto como en su etapa más primitiva y animal. Cristo propone un estado de amor absolutamente inegoísta y no reconoce como tal ni siquiera al amor materno o paterno, atroz para el ego, una muerte definitiva a todo lo conocido hasta entonces.

Él le crea a ese tenue impulso humano de amor una dirección, un norte, un camino, una nueva relación entre los hombres, un nuevo cielo, una nueva tierra, y una mudanza de padre.  Habilitar desde Lo Inafectable el punto de control sobre el resto de las actividades humanas. Él habilitó la posibilidad de esa precipitación al reino del tiempo y el espacio, acelerando el Proceso, trayendo esa energía que no había hasta entonces y dibujando el futuro garantizando La Promesa. Por eso hablaba de alimentos, Pan, Vino, Agua Viva, y la Palabra o Fuego del Espíritu.  Eran cosas que a Él le pasaban y tuvo lo que hay que tener para cambiarlo, todo (porque estaba todo mal). Y lo divertido es que nadie puede detener semejante impulso extra cultural y cultural con fe o sin fe, van todos en el mismo barco porque Él inventó todo eso para poder compartir con todos más allá del tiempo y el espacio el lado primero de las cosas, el lado de arriba de la VIDA y la no muerte del Amor.  Nos hizo mejor de lo que éramos, hoy llevamos una parte de esa donación gratuita.     

 Jorge Costa

Del Saludo a la Luz

Con la palabra envuelta en Sol
¡Te saludo Alma Mía!
Joya del Espíritu.
Joya caída y hallada por mí
En los pliegues de la oscuridad de la noche,
De esa noche tan íntima,
Tan tuya, tan mía
Que reconocerte le devuelve al Espíritu
Su Corazón,
Me devuelve a mí mismo
Y a todas las cosas
Su Destino,
te devuelve a ti mismo.
Es el premio final...
Y mientras tanto...
Sé que nos encontraremos siempre
Porque ya nos hemos reconocido
Y lo hemos cantado
Desde el Origen
Hacia todas las cosas
Y en todos los templos.

Jorge Costa

Será el canto  de la noche

Ese eco milenario

Que viene sorteando explosiones y laxitudes

Lo que me inspira

Hacia ese fuego transparente?

O son mis propias palabras

Retumbando en todos los espejos

Desde un lejano futuro?

Será el canto de la noche

Un canto nupcial

Recorriendo con su fuego blanco

La espina dorsal del Universo?

Oh, asp, serpiente de los milenios,

Inca tu veneno inmortal

Sobre mi mortaja tejida

de tiempo y sed blanco,

Enciende en luz el cielo de la Eternidad,

Muéstrame tu Forma

Por primera vez

Danza para mí en las orillas de esos mares

Que hemos compartido

Allá abajo,

Al fondo de la Gran Ilusión,

Donde los elementos son

El continente y el contenido,

Donde los elementos se multiplican

y se multiplican,

Hacia un  infinito casi tangible

Como un sueño de los dioses,

Al fondo del Espíritu

Como si no fuera el Espíritu.

Donde reina el olvido,

El olvido de tu canto,

El olvido de tu danza,

Y tu divino veneno impregna

Toda la trama de la Ilusión

Con ese amor extraterrestre que tanto

Temen los poseídos

De la luz de la noche.

Jorge Costa

La decodificación del rompecabezas o código constitutivo de la doble naturaleza del ser, que está ahora realizando el Espíritu en su auto-indagación aparente, y es de ahí, el drama original y todas las versiones, hace a la no existencia del Ser fuera del Campo de Acción del Espíritu.

El despertar es el último movimiento, y se termina de reconocer, cuando uno Hace un movimiento superior, con el Espíritu. 

Alrededor de uno la extensión de uno no lo otro,

lo otro es lo que aún no puedes recordar a razón de haber fundado en la mente, tu mente.

 Jorge Costa

El Camino es el transcurrir de un proceso en el Tiempo. De desandar el Tiempo recobras la Memoria, aquella memoria sin tiempo, y ahí está a la vista, el Destino, aquel que fue antaño el punto de partida hacia la dualidad, hacia este reto, hacia este mundo, hacia ser nuevamente Uno Mismo, y con todas las cosas. El Tiempo de aprendizaje es el Tiempo Propio, es tu nave Solar del Regreso, tu armadura Real, y no ese yo que rueda por las calles de la profandad, y algo más, has unido mundos, en tu Corazón, porque has comprendido finalmente que el Amor es el Cemento de todos los Templos, y que ahora visitas por dentro, viajando con tu Espíritu por Laberintos de tesoros inimaginables, de Amor y Belleza, y de joyas sonoras, obras del Espíritu, seres eternos que jamás nacieron, y dan existencia a sus reflejos en la Creación, son los Padres de cada especie en la Naturaleza, y Ella misma es el Tiempo y Todas las cosas. Ella que es el Amor, un Día, un solo día, antes de los Días, volvió su Rostro y MIRÓ AFUERA, y ahí se creó un afuera, y se abre en los mundos la Flor del Amor, la dimensión de la Misericordia, por eso Ella es también Sofía, la sacerdotisa de la Noche, de antes de las estrellas y los días , ese es el camino del Caminante de la Aurora.

Jorge Costa

El hombre visto desde afuera del hombre, y el hombre visto desde lo profundo del hombre, son dos mundos con diferentes direcciones, dos hombres sin dualidad. Son las huellas del paso de lo Inmortal por la Tierra. Son esos mundos arquetípicos, y así son cósmicamente el único Camino, y a la vez lo que ha olvidado.

La luz que siempre ha estado en silencio,

ha movido casi todas la palabras,

sin siquiera un gesto  para callarlas para siempre.

A la Escuela se la conecta cuando entra a funcionar conscientemente la Fe en el Espíritu, con la Fe del Espíritu.  La Fe es una función superior del alma que puede detener al tiempo que interfiere.  La Fe, nada tiene que ver con creencias, eso corresponde a los niveles inferiores de la mente temporal.  La Fe es resonancia del Ser con el Sacro Misterio de la Existencia.

Poner a riesgo de la palabra que es límite aquello que no puede ser mesurado por ser la esencia de la libertad, es un riesgo y es también una maravilla cuando las palabras en danza homenajean al Poeta.

Jorge Costa

Viajar , o vivir es ser  como un río, que tarde o temprano desaparecería en el mar, y es en el mar cuando el río es pleno, cuando al perder su forma ha aumentado su dimensión,  su transparencia su caudal interior, sus sales,  y aquellos nuevos diálogos con figuras desconocidas que al sumergirse en lo hondo de la liquida transparencia desaparecen como un río caudaloso volcado en la inmensidad por esa mano piadosa de quien fuera antaño una estrella y sueña sus sueños milenarios sumergiendo su cabeza de esmeralda en el centro de todos los sueños.  

Jorge Costa

S E N T I D O -----
Y es en el orden semi terrestre, semi divino de la inteligencia humana la que en definitiva se haría visionaria finalmente de la otra región del Tiempo, dando a luz a un Sí Mismo, abriéndose hacia nuevos mundos, fundándolos y  refundando casi permanentemente al Hombre, como en una danza multidimensional en espiral ascendente, en la noche más oscura, y haciendo nacer un astro más allá de la Muerte,  desde el Centro mismo de la TIERRA.
La Conciencia Cósmica, es el más potente relámpago suspendido por la mirada implacable de su Espíritu.

Jorge Costa