
La noche absoluta, estelar, de los inmortales, es el centro mismo de la rueda magistral de toda era.
Es el eje inmóvil, primordial de toda creación, de todo recuerdo, de todo olvido, es casi la nada misma y no lo es. Errar es olvidar. Recordar es expresar lo real con el corazón encendido. Es darle a la vida el sentido del espíritu, es conjurar con el espíritu el origen de la creación. Es darle al arquetipo su función de mediador. Es perfeccionar a los servidores, es pagarle a la forma por el dolor de haber sido creada. Es el precio que se debe pagar por el olvido, es el sentido que tiene la escuela aquí en la tierra. La escuela es la doctrina del espíritu en el campo de la forma. La magia es comprender el origen de la creación y sus leyes. La alta magia es accionar desde el centro creador en su más alta tensión, plenitud y deber, es amar a la criatura sin quererla. Es recuperar el oro más añejo en el fango de los sueños. La vocación Magistral requiere del sacrificio vertiginoso y alucinante de descender en la escala de la creación sin perderse, hasta el punto de lo necesario. La resurrección es el camino del retorno en un carro de fuego llevado por un caballo de luz alado agitando el éter luminoso, el polvo de estrellas, sobre un puente vertical que conecta los mundos, en el camino del despertar, por el maestro del recuerdo, por el maestro de hombres y de dioses, por el eterno y fiel discípulo del altísimo más allá de la luz y de la noche eterna. Por el Hombre mismo. . .
Jorge Costa
1 comentario:
Conmovedor, Bellisimo!
Gracias
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